Arranca la cumbre de la ONU que dibujará la nueva economía verde en Bakú (Azerbaiyán) desde hoy y hasta el 22 de noviembre. La 29.ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático, conocida como COP29, es una oportunidad crucial para acelerar la acción para abordar la crisis climática. Con las temperaturas globales alcanzando niveles récord y los fenómenos climáticos extremos afectando a personas de todo el mundo, la COP29 reunirá a líderes de gobiernos, empresas y la sociedad civil para encontrar soluciones concretas al problema más importante de nuestro tiempo.
El tema clave de la COP29, bajo el lema de ‘Invertir en un planeta habitable para todos’ será la financiación. Se requieren billones de dólares para que los países reduzcan drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y protejan vidas y medios de subsistencia de los crecientes efectos del cambio climático. La conferencia también será un momento clave para que los países presenten sus planes nacionales de acción climática actualizados bajo el Acuerdo de París, los cuales deben entregarse a principios de 2025. Si se hacen correctamente, estos planes limitarán el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales y actuarán como planes de inversión que impulsan los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Movilización mundial a una escala y un ritmo nunca vistos
Las emisiones anuales de gases de efecto invernadero han alcanzado un nivel sin precedentes y es preciso tomar medidas urgentes para prevenir picos catastróficos de temperatura y evitar los peores efectos del cambio climático, según un Informe de la ONU sobre la Brecha de Emisiones 2024, publicado el 24 de octubre por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Las emisiones anuales de gases de efecto invernadero están en su punto más alto, con un aumento del 1,3% el año pasado.
Las emisiones deberían disminuir un 9% cada año hasta 2030 para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados y evitar lo peor del cambio climático, pero las políticas actuales nos encaminan hacia un catastrófico aumento de la temperatura de 3,1 grados centígrados a finales de siglo. El informe admite que «a la fecha existe poca confianza en la aplicación de estos compromisos de cero emisiones netas». «Ha llegado la hora de la verdad», declaró Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). De lo contrario, advirtió, el objetivo de mantener la temperatura media de la tierra 1,5 grados centígrados por encima de la era preindustrial para frenar el aumento de las temperaturas fijado en el Acuerdo de París sobre el cambio climático «pronto estará muerto, y muy el aumento de 2 grados centígrados ocupará su lugar en la unidad de cuidados intensivos».
Proteger a quien custodia el territorio
Por otro lado, hace unas semanas se celebró en Cali (Colombia) la Conferencia sobre Biodiversidad de la ONU, conocida como COP16. Al cierre del congreso, se aprobó la creación del órgano subsidiario del artículo 8J para pueblos indígenas y comunidades locales, contemplado en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el instrumento internacional para “la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos”. El objetivo central del Convenio, adoptado por 196 países en el año 1992, es promover medidas que conduzcan a un futuro sostenible.
El artículo 8J señala, específicamente, que cada país firmante “respetará, preservará y mantendrá los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica”. También destaca que se promoverá su aplicación más amplia con la aprobación y la participación de quienes posean esos conocimientos, innovaciones y prácticas, y fomentará que los beneficios derivados de su utilización se compartan equitativamente.
De ahí que la creación del nuevo órgano subsidiario, es decir, la formalización de un espacio permanente para que los pueblos originarios participen en la toma de decisiones sobre biodiversidad, salde una deuda del Convenio sobre Diversidad Biológica que completaba más de tres décadas. Se trata de un espacio que permitirá fortalecer la articulación de los países con los pueblos indígenas y las comunidades locales en la definición de acciones que contribuyan a la protección de la naturaleza.
“Esta es una ocasión sin precedentes en la historia de los acuerdos multilaterales sobre ambiente. Los pueblos indígenas y las comunidades locales del mundo, conectadas desde nuestros sistemas de conocimientos en el cuidado de la vida, la biodiversidad, recordamos el largo camino que hemos recorrido en este convenio”, dijo Camila Paz Romero, vocera de los pueblos indígenas.