La movilidad en las ciudades es una de las claves en la que están trabajando administraciones y empresas para luchar contra la contaminación y el cambio climático. Cómo se traduce eso en el día a día y la sostenibilidad de estas acciones es el reto al que se enfrentan. En Cáceres, el grupo Vectalia ha presentado las nuevas incorporaciones a la flota de transporte: tres autobuses de 12 metros, un microbús, un furgón y un turismo eléctrico de cinco plazas.
Apostamos por el transporte urbano sostenible es el lema con el que trabajan para afrontar estos retos explican fuentes del grupo Vectalia. Los vehículos que entran sustituyen a otros tantos que se retiran del servicio por haber llegado a los quince años de antigüedad, según el acuerdo de renovación adquirido con el ayuntamiento extremeño.
Estos nuevos vehículos ya cumplen con la normativa Euro 6. En esta se centran en reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno, partículas en suspensión y gases nocivos gracias a la incorporación de filtros de partículas, sistemas de recirculación de gases y el montaje de catalizadores selectivos mediante adición de AdBlue. Con estas medidas, se logra una disminución de las emisiones que supera el 50% respecto a la anterior normativa.
El balance entre vehículo eléctrico y de combustible es donde se manejan las gestoras de las flotas de transporte. Nuestra política va en una línea de avanzar en nuevas tecnologías que introduzcan la propulsión eléctrica o un mix de ellas, afirman desde el grupo. Si bien en los vehículos auxiliares consideran que la oferta en el mercado está madura, respecto a los de gran capacidad aún hay que trabajar.
![Los nuevos vehículos de la flota de Cáceres.](https://iambiente.es/wp-content/uploads/2018/05/not_nuevaflotabusCaceres-1024x768.jpeg)
En el transporte colectivo las baterías no han asegurado la viabilidad o durabilidad de una jornada, afirman. Y en ese balance de la movilidad sostenible, «hay que tener siempre presente que se sustenta en tres pilares: económico, medioambiental y social». Con eso señalan que si la opción a elegir «no se basa en los tres, la sostenibilidad no es real».
Este es el freno que hay en la aceptación de determinadas tecnologías «que no están maduras o tienen un elevado coste». Y el coste puede venir «por la adquisición del elemento en sí, que requieren de más unidades por no poder dar más servicio que las otras, o porque su duración es menor». Uno de estos fallos y «quebrantan la sostenibilidad».
¿Cuáles son los otros factores que pesan? El impacto global, destacan. Si se apuesta por lo eléctrico, ¿cuál es el origen de esa electricidad? Ponen de ejemplo países como Alemania o Francia, donde en la producción de la misma el origen térmico o nuclear aún representa un gran porcentaje.
El beneficio seguro viene con la renovación de los vehículos. Con ellos no se reduce solamente la emisión de CO2, también la de otras partículas. «Los vehículos que están bajo la norma Euro 6 están en un nivel ínfimo, por eso la política de renovación es más eficiente que otras tecnologías que no están maduras«.
«Estamos en un momento de experimentación de las diferentes tecnologías», recalcan. Y para el futuro creen que «parece evidente que acabaremos en un pool de opciones tecnológicas en el que la electricidad despuntará y tal vez el hidrógeno. Los porcentajes y su evolución dependerán de los avances tecnológicos y de en qué medidas se asienten».