El cambio de comportamiento afecta tanto a herbívoros como carnívoros.

Los mamíferos buscan en la noche el refugio de los humanos

La actividad humana está haciendo que los mamíferos en todo el planeta estén evitando la luz del día y prefieran la protección de la noche. Así lo asegura un estudio realizado por investigadores de la estadounidense Universidad de Berkeley que ha publicado la revista Science. Este es el primer intento de cuantificar los efectos de las acciones humanas en los hábitos de comportamiento habituales de la fauna salvaje.

Los resultados muestran un proceso muy fuerte y muy extendido. ¿La conclusión? Los animales alteran su comportamiento cuando pasan demasiado tiempo cerca de los humanos. La perturbación que realizamos del medio natural está creando un mundo animal mucho más nocturno del que había sido tradicionalmente. Estos cambios no habían sido estudiados en detalle hasta ahora. Una de las razones es que son mucho más sutiles que la desaparición de los hábitats donde viven los animales, el decrecimiento o extinción de sus poblaciones.

El método de análisis de los investigadores partió de los datos obtenidos sobre 62 especies diferentes de todos los continentes. Con ellos buscaron cambios en los horarios de las actividades diarias de los mamíferos en relación a los humanos. Estos datos fueron recogidos de diversas formas: cámaras, GPS y collares, observación directa… En cada una de las especies estudiadas, los autores contabilizaron la diferencia en la actividad nocturna de los animales según el nivel de interferencia humana que sufrían.

Cuando el mamífero tiene humanos cerca desplaza su tiempo de actividad a la noche.
Cuando el mamífero tiene humanos cerca desplaza su tiempo de actividad a la noche.

Un cambio para herbívoros y carnívoros

El resultado mostró que, en promedio, los mamíferos son 1,36 veces más nocturnos cuando hay humanos cerca. Esto significa que un animal que reparte su actividad a partes iguales entre el día y la noche cuando no tiene humanos cerca, pasa a dedicar el 68% de su tiempo a la noche. Este descubrimiento se mantiene tanto en herbívoros como en carnívoros en todas las especies estudiadas, que excluían los mamíferos de una masa inferior a un kilogramo. Los efectos también se cuantificaron según si la interferencia humana en la vida animal era alta o baja. Para ello se consideraron actividades como la caza, el excursionismo, la construcción de infraestructuras o zonas residenciales y la agricultura.

Por un lado, parece que la vida salvaje se está adaptando a evitar los humanos, facilitando la coexistencia con ellos. Por otro lado, las pautas de actividad de los animales son la consecuencia de millones de años de evolución. De ahí que resulta difícil que puedan desplazar sus rutinas de vida por la noche y continuar como si nada. Los rasgos físicos de los animales, por ejemplo, pueden ser menos útiles de noche que de día, haciéndolos más vulnerables a otros depredadores o entrando en conflicto con los animales tradicionalmente nocturnos. Món Planeta

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