De la paja del arroz van apareciendo nuevos e interesantes usos. Esta vez se pasa de usarla como abono a frenar la erosión tras un incendio forestal. Esa es la aplicación que han probado en un proyecto piloto en Gátova, una pequeña población al norte de Valencia.
En 2017 sufrió un incendio que afectó a la parte norte del parque Natural de la Sierra Calderona. De las más de dieciocho mil hectáreas de este espacio, se quemaron más de 1.300. Un problema para los tres ayuntamientos donde se ubica, con Altura y Segorbe, ya en la provincia de Castellón, además de Gátova.
La Conselleria de Agricultura ha impulsado este proyecto piloto de aplicación de paja de arroz para frenar la erosión de la zona quemada. Siguiendo los preceptos de la economía circular se aprovecha esta de la Albufera, donde se cultiva. Ahora, transcurrido un año desde entonces los resultados son evidentes, destacan sus responsables.
La nueva cobertura vegetal
En las zonas tratadas el porcentaje de suelo desnudo es del 11%, inferior al umbral de riesgo de erosión, cifrado en un 30%, que es precisamente el de las zonas no tratadas. La aplicación de paja no ha interferido en la recuperación de la vegetación. La nueva cobertura vegetal procede mayoritariamente de especies herbáceas y matas: Coroneta minima, Dorycnium pentaphyllum, Echium sp, Linum cf suffruticosum, Medicago sativa y Onobrychis sp.
Dos zonas de actuación fueron seleccionadas para lanzar este nuevo sistema. Se escogieron según el riesgo de erosión y que estuvieran ubicadas de forma accesible para facilitar la distribución de la paja sin riesgos para el personal voluntario.
Ambas zonas suman aproximadamente tres mil metros cuadrados. Estas se encuentran en el paraje Cerro del Sastre y la Cabecera del barranco del Cuervo (entre las localidades de Gátova y Segorbe). En ellas la pendiente es del 15% y estaban cubiertas antes del incendio por pinar joven de regeneración sobre antiguos bancales abandonados.
En una de estas áreas, la aplicación del acolchado de paja se realizó a principios del mes de noviembre del año pasado. En diciembre se pasó a la siguiente zona, donde además de la paja, se utilizó un aglomerante. Este, hecho a base de endospermo de semillas, actúa como pegamento natural, fijando el acolchado. En ambas zonas las dosis finales de aplicación de la paja fue de unas 150 toneladas por hectárea.
De llevarlo a cabo se han encargado los propios vecinos de Gátova, de la asociación Avanza, el grupo de voluntariado corporativo de la empresa suavizantes y Plastificantes Bituminosos SL, el grupo Escucha Orión (Movimiento Escolta de Valencia) y la Fundación Naturalife .