El activismo ecologista del divulgador ambiental Jose Luis Gallego le ha llevado a participar en numerosas acciones encabezadas por distintas instituciones y entidades. La última iniciativa a la que se ha sumado es el proyecto Mares Circulares que lidera Coca-Cola y su programa de Responsabilidad Social Corporativa. En la reciente presentación del proyecto, Gallego explicó la importancia de reciclar y reutilizar la basura marina que se extraerá de las costas a través de esa iniciativa. Una acción a la que invitó a todo el mundo sumarse para disfrutar de un #VeranoEnVerde, además de contar en exclusiva para iambiente.es otras claves sobre la economía circular y el medio ambiente.
—¿Crees que está aumentando el interés global por la conservación de la naturaleza?
—Si la conciencia ambiental de los ciudadanos no hubiese ido a la velocidad a la que está yendo, Coca-Cola no haría lo que está haciendo. Si están reaccionando es porque los ciudadanos del mundo lo estamos exigiendo. Las grandes compañías están atendiendo a un requerimiento de sus consumidores. La conciencia ambiental va a más y quien no lo quiera ver es que no está en este mundo. Por lo tanto, si quieres fabricar lo que sea, tendrás que atender a que tu producto sea lo más respetuoso posible con el medio ambiente, porque sino no vas a tener consumidores a los que ofrecérselo.
—¿Tan complicado resulta conseguir para la industria un material biodegradable que, a parte de poder ser reciclado, no sea dañino en los porcentajes de no retorno?
—La ventaja del aumento de la conciencia ambiental es que nos hacemos preguntas sobre los materiales que tradicionalmente hemos venido usando de continuo como el aluminio, el plástico, el cartón o la madera. Y hacernos preguntas sobre los plásticos nos da la oportunidad de crear respuestas como los plásticos orgánicos. Lo que ocurre es que no siempre pueden sustituir a los derivados del petróleo. Y lo que propone la economía circular es que todos esos residuos, ya sean de plástico, aluminio, etcétera, pasen en convertirse en una materia prima. Así que la urgencia ahora es recoger todas las basuras que hay en los mares y darles un nuevo uso. Si lográsemos esa cuadratura del círculo, no importaría tanto el tipo de material sino el uso que hagamos de él cuando se convierte en residuo.
—¿Estamos en la senda de poder conseguirlo?
—Las empresas que pretenden estar en el siglo XXI ya no ven el medio ambiente como un obstáculo sino como un aliado. Con la propuesta de la economía circular no nos preguntamos si el plástico es orgánico o es derivado del petróleo, sino, que lo convertimos de nuevo en un material tan aprovechable como la primera vez. Aún así, se puede seguir avanzando en buscar alternativas a los polímeros derivados del petróleo pero, mientras tanto, es importante reciclarlo todo, venga de donde venga. Y en eso sí están avanzando los grandes compañías que durante demasiado tiempo han permanecido ajenas. Eso ha sido malo para todos. Malo para el planeta, fundamentalmente. Pero de un tiempo a esta parte, esa actitud ha cambiado y eso es lo importante.
—¿Ese cambio de actitud es algo altruista o es más bien una obligación que debería además materializarse en la legislación?
—No se trata de gestionar los residuos como marca la ley sino de gestionarlos de la manera más responsable posible. Incluso a veces por encima de lo que marca la ley. Lo que me parece inoportuno es ir ahora con el carnet de ecologista a sacarle los colores a estas compañías que están intentando aportar su granito de arena. No es oportuno que vengamos los puristas a decirles que esto es una operación de marketing. Mira, se non è vero, è ben trovato. Aunque lo hicieran por eso, bienvenido sea. Porque lo importante es que se está haciendo. La situación es tan grave y requiere de tanta urgencia que no tenemos tiempo para ir enseñándonos las medallas los unos a los otros.
—¿Es serio también el compromiso de las instituciones publicas en este ámbito?
—Aquí todos están llamados a aportar. Los que lo han hecho mal hasta ahora, también. Y a los que son conscientes y están dando soluciones honestas, hay que animarles para que detrás vengan muchos más. Los ciudadanos, las instituciones y las grandes compañías tenemos que ir de la mano. El medio ambiente es demasiado importante como para dejarlo solo en manos de los políticos. Si hay empresas importantes que están intentando aportar lo suyo, reconozcámoslo e intentemos ponerlas como ejemplo para avanzar hacia un futuro más limpio. Porque solamente vamos a conseguirlo si cambia el modelo de mercado y si el medio ambiente se pone por encima de todo. Y es que la situación es seria y necesita que todos actuemos. Pero de esta vamos a salir, no me cabe ninguna duda. Todavía estamos a tiempo.
—¿Qué consejos darías a nuestros lectores para que también disfruten de un #VeranoEnVerde?
—Todo empieza por los pequeños gestos. Así que yo les diría que sean conscientes de las actitudes que tienen que ver con la responsabilidad ambiental, porque nos jugamos demasiado. Nada de fuego en el monte. El fuego, en el bosque, ni para fumar. Y luego, los residuos, porque estamos organizando muchos movimientos para limpiar los montes y las costas de “basuraleza” como para que ahora en verano venga otra oleada de lo mismo por culpa del abandono de residuos de los veraneantes. Así que por favor, si vamos a disfrutar del campo y las playas, volvamos con las basuras porque no vuelven solas.