Mantener el asfalto de las carreteras en mejor estado es una clave para generar menos gases de efecto invernadero.

Mantener las carreteras en buen estado reduce las emisiones de gases de efecto invernadero

Hacer un mantenimiento correcto de las vías rodadas para que el asfalto se encuentre en buen estado ahorra dinero y energía. Una mejora en especial para los usuarios de las carreteras y que también reduce las emisiones de gases de efecto invernadero. De ahí que supere de largo la polución generada por los mismos trabajos de mantenimiento y, incluso, la de la construcción de la misma carretera. Esas son las conclusiones de un estudio publicado en la revista International Journal of Sustainable Transportation.

El trabajo ha sido elaborado por un equipo de la Universidad Rutgers, en Estados Unidos. En él detalla como el mantenimiento preventivo del asfalto puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 2%, reducir los gastos de las concesionarias entre un 10 y un 30% y hacer que los conductores gasten hasta un 5% menos en combustible, neumáticos, reparaciones y mantenimiento.

Un trabajo preventivo

Cuando una carretera se encuentra en sus primeras fases de deterioro, un proceso de mantenimiento preventivo puede restablecer sus prestaciones y alargar su vida a un coste bajo. Consigue, además, beneficios medioambientales nada despreciables. Eso gracias a la mejora de las condiciones de la superficie de la carretera: más suaves, que ahorran energía, costes para los usuarios y emisiones de gases contaminantes y de efecto invernadero. Esto es particularmente importante porque el transporte es la primera fuente de gases de efecto invernadero, especialmente de CO2.

Para llevar a cabo su estudio, los investigadores usaron una base de datos de rendimiento del asfalto de la Administración Federal de Carreteras del Departamento de Transportes de los Estados Unidos. Así midieron el impacto medioambiental de las reparaciones a las carreteras, especialmente del mantenimiento del asfalto. De esta forma miraron el ciclo completo para seguir la huella de carbono de los diferentes sistemas empleados habitualmente para preservar las carreteras. Entre ellos poner unos cinco centímetros de asfalto adicional, esparcir una emulsión de asfalto y un aglomerante, sellar las grietas…

El estudio mostró que la primera opción es la que reduce más las emisiones de gases de efecto invernadero -un 2% – gracias a la reducción de la rugosidad de la vía. Pero incluso el método menos eficiente, el sellado de grietas, reducía las emisiones medio punto. Así pues, y mientras la mayoría de vehículos continúen funcionando con combustibles fósiles, hacer un buen mantenimiento de la red de transportes es aún más importante. No solo para la seguridad de los conductores ni para alargar la vida de sus vehículos, sino también para ahorrar energía y reducir un poco la contribución del sector al cambio climático. Món planeta

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