El CEIP Manuel Riquelme de Hurchillo, en Orihuela, acumula una larga historia de educación medioambiental impartida de forma transversal a los escolares. Sin embargo, ahora ha obtenido uno de los mayores distintivos en este sentido. Se trata de la Bandera Verde que entrega la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC), la rama española de la Fundación Europea de Educación Ambiental (FEE). Un hecho que lleva implícito haber sido el primer colegio público de la Comunitat Valenciana en conseguirlo, una escuela verde. Un reconocimiento a su proyecto como centro educativo en su compromiso por el cuidado del entorno.
“Yo siempre digo que la educación ambiental es como un caracol, que lleva su paso lento pero siempre deja huella”, explica Joaquín Marzà, director del centro. “Estamos recogiendo los frutos de todo lo que hemos hecho durante todo este tiempo, más de 30 años de proyectos y actividades que hagan entender a los niños y niñas que tenemos que cuidar el planeta en el que vivimos”, define. Pero el galardón ha requerido una auditoría externa sobre una serie de compromisos por parte de esta escuela verde. Los estudiantes y trabajadores del centro han tenido que cumplir en aspectos como el ahorro de agua y de energía o la reducción de residuos y de ruido.
Los niños como agente ambiental
“No ha sido difícil porque venimos trabajando en ello desde hace casi treinta años con muchísimas cosas del día a día”, matiza el director. Desde entonces, sus alumnos vienen estudiando una hora educación ambiental todos los días días, a las 9 de la mañana, cuando llegan a clase. El objetivo ha sido siempre calar hondo en la conciencia de los pequeños. “Ellos son en agente ambiental más importante y eso es la clave del éxito, porque sus acciones condicionarán las de sus familias y además estarán dejando poso para el futuro”, explica Marzà. Por eso en el año 2005 quisieron incorporarse en la red Ecoescuelas Europeas de ADEAC.
Todos los proyectos del centro se enmarcan en su programa marco que titulan Educando en Verde. Un programa en el que cada alumno cuenta con sus propias estadísticas ecológicas con las que se evalúan para tratar de superarse en objetivos. Realizan actividades para marcar un estilo de vida de los niños. “Nosotros no es que celebremos una efeméride como el Día Mundial del Agua, sino que hacemos un proyecto que está vivo, que sigue creciendo día a día en el colegio y que implica que se genere un compromiso mayor en los escolares”, matiza el director. “A veces los políticos quieren que en cuatro años se consigan cosas prácticas, pero la educación medioambiental es de periodos largos y veremos los resultados en mucho tiempo”, añade.
Acciones locales
“A veces los políticos quieren que en cuatro años se consigan cosas prácticas, pero la educación medioambiental es de periodos largos y veremos los resultados en mucho tiempo”, añade. Precisamente por eso no cejan en su empeño por impulsar diversas iniciativas. Por ejemplo, en este momento están desarrollando el programa Desplastifícate, con el que han conseguido que los niños eliminen los plásticos de un solo uso en los almuerzos. Algo que ha requerido la colaboración de los padres. Pero anteriormente han hecho otras iniciativas como repartir un ladrillo para cada casa de Hurchillo. Un ladrillo que debían colocar en las cisternas de agua de los inodoros, con el objetivo de ahorrar millones de litros de agua. “Pensamos localmente para actuar globalmente, porque la educación ambiental no es contar un rollo, sino en implicar a la gente en cosas prácticas”, explica.
“Esta insignia no hace más que redundar en lo que ya veníamos haciendo desde 1992, porque no es algo que haya surgido ahora como un proyecto puntual, sino que lo llevamos en la filosofía del centro”, explica Marzà. Algo que les ha motivado hasta convertirse en todo un referente para la comunidad educativa de la Comunitat. Sin embargo, no piensan que ya esté todo hecho, sino que quieren seguir esforzándose y ahora el reto es implicar cada vez a más ámbitos sociales y comunitarios. “No podemos parar, porque este compromiso con los niños tenemos que ampliarlo al resto de la sociedad para seguir avanzando en ese camino que estamos recorriendo”, explica Joaquín Marzà.