Los ataques de una hembra de oso pardo en Navarra protagonizan el debate de la biodiversidad en los Pirineos. Así lo han presentado tras el encuentro entre técnicos de España y Francia para coordinar sus acciones. Su objetivo, redactar una declaración conjunta para mejorar la comunicación en materia de gestión de esta especie en la zona.
Para España esta era una cuestión importante. La reintroducción del oso pardo en la cordillera se había avanzado con la llegada de dos hembras procedentes de Eslovenia. Una acción de la que se había encargado Francia para consolidar la presencia del animal en la parte occidental. En esta la población se había visto reducida a tan solo dos ejemplares macho.
Los problemas llegaron con los ataques de estos plantígrados a las cabañas ganaderas que pastan en los valles pirenaicos. Los técnicos han acordado intensificar la prevención y disuasión para evitar ataques como los sufridos en Navarra. Así, los representantes de las distintas administraciones se han comprometido a aumentar la coordinación técnica.
Una solución está en agilizar el intercambio de información sobre el seguimiento de los ejemplares que transitan por las vertientes española y francesa del Pirineo. La apuesta pretende fomentar la colaboración y el intercambio de experiencias para la gestión de la especie.
El ejemplo a seguir lo han puesto en en la cordillera cantábrica. En ella habitan en estos momentos una población cercana a los trescientos ejemplares de oso pardo. La línea del trabajo desarrollado es una de las bases que tratan en el grupo de trabajo de la especie que mantiene el Ministerio para la Transición Ecológica. Los representantes del gobierno francés podrán acudir a estos puntos de encuentro que organiza el Miteco con las autonomías que cuentan con poblaciones de la especie en su territorio.
Del buitre negro al quebrantahuesos
Tras el encuentro, destacaron en una nota que se realizará un seguimiento del proyecto de reintroducción. En particular para desarrollar medidas que garanticen la convivencia con la actividad ganadera en la zona, dentro de la necesaria colaboración entre España y Francia. Ambos gobiernos han destacado esa voluntad de continuar trabajando conjuntamente en materia de conservación de la biodiversidad pirenaica.
La colaboración entre las distintas administraciones de ambos países ha sido fluida, como han presumido. Y así lo avalan con la gestión de especies amenazadas como el quebrantahuesos o el águila perdicera. Tanto como haber conseguido la reintroducción con éxito de especies extinguidas en Francia. Fue el caso del buitre negro, gracias a ejemplares cedidos por España. De hecho, los tres Estados pirenaicos, Francia, Andorra y España, firmaron en 2014 una declaración de intenciones para la reintroducción de especies amenazadas y extinguidas.
Fruto de esa declaración se está llevando a cabo la recuperación de especies extinguidas como la cabra montesa, en el Pirineo Francés, y el grévol, en el Valle de Arán. La suelta de los primeros ejemplares de esta gallinácea comenzó el pasado octubre. Esta acción se realizó mediante un proyecto conjunto entre España, Francia y Andorra.
En la reunión del pasado viernes, han analizado la marcha de ambos proyectos y se ha avanzado en las medidas contempladas dentro del memorándum de entendimiento sobre el esturión. Para recuperar esta especie, extinta en España, se están iniciando las labores para su reintroducción. Esta vez el lugar de trabajo es la desembocadura del Ebro, donde se emplean ejemplares galos.
Parques unidos
Más allá del oso pardo y otras especies, también han abordado la mejora de la cooperación. Especialmente, entre los parques nacionales y naturales de ambas vertientes del Pirineo. En el largo plazo está el sumar la identificación de las acciones conjuntas que Francia y España podrían presentar en el Congreso Mundial de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN). Esta cita se celebrará en Marsella en junio de 2020. De allí se espera que contribuya significativamente al proceso de fijación de objetivos de la Cumbre de Diversidad Biológica (COP 15). Un encuentro que se celebrará en octubre de 2020 en China.
En este sentido, las autoridades francesas y españolas coinciden en que ambos países están preparados para asumir en la COP 15 compromisos ambiciosos para frenar la pérdida de biodiversidad en 2030 y a impulsar que los que presente la UE en su conjunto también lo sean.