El encuentro de Young Water Professionals que acogerá esta semana Valencia reúne a los jóvenes valores de la gestión del agua. Alejandro García trabaja en Aguas de Alicante, donde se encarga de los proyectos locales de innovación y la gestión de los europeos. Y al buscar soluciones entre las empresas emergentes, hay una línea que recomienda seguir: «Las startups tienen que poner los pies en la tierra».
Con 28 años recién cumplidos, García representa los valores de la agrupación local que surgió del acuerdo entre Aeas e IWA. «En España contamos con la ventaja de que está muy bien representado tanto por la parte empresarial como la académica de universidades y centros tecnológicos», explica desde una de las salas de Aguas.
García destaca la importancia de que los profesionales menores de 35 años se agrupen. «Lo que intentamos demostrar es que los jóvenes estamos al mismo nivel que los séniors», porque según comenta, «en los últimos años parece que por ser jóvenes es que sabemos menos o estamos menos preparados para hacer cosas. Por eso estamos luchando por ponernos al mismo nivel».
No se trata solo de una cuestión de enorgullecerse. Como puntualiza García, lo importante es hablarlo. «Por ser jóvenes tendemos a sentirnos menos que los séniors. Pasa mucho en las redes sociales. Hay muchos foros en que los séniors hablan y los jóvenes no hablan por tener ese prejuicio. Estamos muy bien formados y lo que hay que hacer es poner en valor tanto lo que hemos aprendido como lo que aprendemos en el día al ponernos en contacto con el resto del sector».
Trabajando por mejorar la eficiencia hídrica
Su trabajo también le lleva, mediante proyectos europeos como Naiades, a avanzarse al futuro. Una de sus misiones es analizar el abastecimiento, para intentar hacer predicción de la demanda. Cuando eso se consigue, «te sirve para optimizar recursos, a lo que aplicamos técnicas de big data y machine learning«. Por otro lado, en depuración de alcantarillado «intentamos ver cómo encontrar los puntos para mejorar los procesos de depuración reduciendo la salinidad que llega a la red».
La demostración de sus capacidades en el trabajo le lleva a enfrentarse a tres retos: la aplicación de la economía circular y lograr aumentar la eficiencia hídrica y energética. Si en el caso de la primera busca aprovechar el mayor número de recursos en áreas como la depuración, en los otros dos apartados busca que la mejora del rendimiento de la red sea lo mayor posible y que los consumos de bombeos o depósitos sean los menores.
Una forma de llevarlo a lo concreto es, por ejemplo, poniendo a prueba la tecnología. «Tenemos un mapa de innovación con el que marcamos qué necesidades tenemos», razona. «Si vamos a la depuradora, vemos qué necesidades hay y, en función de estas, hacemos un mapa de vigilancia tecnológica». A partir de ahí, su labor es ver qué tecnologías hay en el mercado que pueden solucionar este problema. «Y nos ponemos en contacto con startups o empresas para intentar poner a prueba una tecnología. Si funciona, o se compra o se hace una joint venture«. Esa es una de las partes en las que García asegura que más disfruta.
Buscar soluciones para los problemas
Y el que lo pase bien con ello no le impide ver los problemas con los que se encuentra en ese ámbito. Por eso, su consejo para los jóvenes que se lanzan a crear estas empresas emergentes es «que pongan los pies en la tierra». García ve que es una cuestión muy usual entre «las startups y el ámbito académico, creen que algo es bueno pero cuando más se meten, más se van a lo teórico».
El otro apartado que tiene claro se puede mejorar es «buscar soluciones a necesidades». Y es que dice que es habitual encontrarse con planteamiento de «tengo una solución y a ver dónde la podemos aplicar». Cuando tienes muchos retos a los que enfrentarte ya en tu trabajo diario, lo que agradecería es esa comunicación previa. «Si me preguntas primero qué problemas tengo, dime si lo tuyo se puede adaptar a lo mío. Porque es mejor adaptar soluciones a problemas, que buscar problemas».