Cambio en la sede, anuncio de retirada de uno de los principales países… La COP25 llega en un momento complicado. La actual crisis en Chile ha provocado que el país haya renunciado a acoger la Cumbre del Clima prevista entre el 2 y 13 de diciembre. En España, donde se celebrará la conferencia, la renuncia oficial de Estados Unidos a participar pesará sobre las decisiones de los gobiernos.
La ministra de Medio Ambiente de Chile, Carolina Schmidt y la ministra para la Transición Ecológica de España en funciones, Teresa Ribera, han lamentado la decisión de Estados Unidos. La retirada del Acuerdo de París se hará efectiva un año después de hecha la notificación, es decir, a partir del 4 de noviembre del 2020.
Chile, como presidencia entrante de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), y España, como país sede de la conferencia, han expresado su deseo de que el Gobierno norteamericano reconsidere esta decisión. Para evitar que su decisión se extienda a otros Gobiernos, ambas autoridades han recalcado el apoyo global al Acuerdo de París. Y han recordado que 187 países lo ratificaron, una prueba de compromiso de la comunidad internacional.
La COP25 como prueba de implicación
La ambición por la COP25 sigue siendo alta. La cita de este diciembre en Madrid representa una oportunidad única han destacado Chile y España. El objetivo es aumentar el nivel de implicación en la lucha contra la crisis climática. Una realidad que han recordado está basada en la evidencia científica. La observación directa de la frecuencia de eventos climáticos extremos muestran claramente que el cambio climático debido a causas antropogénicas está ocurriendo, han subrayado. Por eso, frente a ella han reclamado una acción colectiva urgente para abordarla.
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Schmidt y Ribera han señalado el papel de los ciudadanos como un agente determinante. En su comunicado han apuntado que estos exigen un mayor compromiso de los países por políticas climáticas más ambiciosas y transversales. Un trabajo que no se limitaría a reducir emisiones, tanto como para enfrentar las consecuencias adversas del cambio climático. Y de este han recordado que afecta de manera más directa y grave a los más vulnerables.
Los dos Gobiernos han mostrado su apoyo al Acuerdo de París describiéndolo como un triunfo del multilateralismo. Un instrumento que, han considerado, provee una respuesta robusta y ambiciosa para el problema global de la crisis climática. De ahí que hayan insistido para la COP25 que es fundamental avanzar en la implementación rápida de todo su contenido. Especialmente, con la participación de todos los países de acuerdo a sus capacidades, así como de los actores no estatales.
La COP25 ya había sufrido complicaciones antes de su llegada a Madrid. Este tipo de cumbres se organiza de forma rotatoria entre cinco grandes áreas. El turno de esta corresponde al Grupo de Países de América Latina y el Caribe (GRULAC, en inglés). De hecho, el año pasado Brasil se había ofrecido de manera oficial para organizarla. Una oferta que acabó retirándose.