Dentro del sector del agua se está tratando de simular el ciclo hidrológico natural para que sea circular, eficiente y sostenible. Regenerar y reutilizar son dos de las palabras que más manejan en la actualidad los técnicos encargados de su gestión. Esta es la base sobre la que trabajan para cumplir con la apuesta de la Unión Europea por la transición de la economía lineal hacia un modelo circular. Una jornada en el centro de investigación Dinapsis en Benidorm tratará esos temas el próximo lunes 24 de septiembre.
Con la base de la Economía Circular, se pretende convertir el agua ya usada en una nueva fuente. Así se daría una segunda vida al recurso, señalan en la nota previa a la cita. Este encuentro reunirá a expertos como Joaquín Melgarejo, director del Instituto Universitario del Agua y las Ciencias Ambientales de la Universidad de Alicante. Otros profesionales que le acompañarán son Daniel Prats, Jaime Berenguer, Armando Ortuño, Vicente Mayor y María José Toledo.
Trasladar el concepto de la economía circular al agua supone un cambio de enfoque, señalan desde Dinapsis. Estos destacan que así se ponen en valor otro tipo de conceptos como reducir y dar eficiencia, reciclar, regenerar y reutilizar o vertido cero. Su objetivo es aplicar un enfoque integrado e incorporarlo en todos los ámbitos de la planificación, que supere así acciones puntuales o desconectadas entre sí.
¿Qué se puede sacar de las aguas residuales?
El ejemplo que ponen apunta a las aguas residuales. Estas tradicionalmente han sido un recurso infrautilizado, pese a que una buena gestión, de ellas y los lodos de depuración, puede facilitar los objetivos de circularidad y eficiencia energética. Por eso proponen medidas concretas que las ponen en valor. Tres de ellas serían facilitar la regeneración del agua marcando estándares de protección contra los riesgos para la salud y el medio ambiente, promover el reutilizar los lodos de depuración, incluyendo el compostaje agrícola, y favorecer la creación de mecanismos de mercado para los usos de los productos regenerados.
A partir de estas medidas consideran que no solo ofrece una solución a una importante fuente contaminante, sino que además se reducen las necesidades de agua captada de la naturaleza. En esto insisten como algo que no debe ser tomado a la ligera, ya que en la situación de escasez de recursos hídricos que atraviesan algunas regiones, se pone en duda hasta el derecho de acceso al agua potable y al saneamiento.
Una recuperación sostenible
La intención al aplicar el principio de recuperación sostenible de los costes no es solo garantizar un mejor y necesario acceso al agua y al saneamiento, también acercaría las posturas entre inversiones y necesidades de infraestructuras más eficientes. En un contexto de peligro por la sobreexplotación de los recursos naturales, esto supone a la larga un grave impacto al desarrollo económico. A ello sumar las problemáticas ambientales asociadas, como la escasez de agua, que suponen un freno al crecimiento. Y recuerdan dos razones de esto. Por un lado, los costes de sustitución se incrementan si los recursos deben extraerse de localizaciones cada vez más remotas. Por otro, la naturaleza no siempre se comporta de forma lineal y predecible. Una reducción paulatina de las reservas, suele interrumpirse con el colapso de las mismas.
Con todos estos aspectos sobre la mesa, se trata de concienciar y generar mecanismos para tratar de paliar problemas tales como sequía y déficit hídrico, proporcionando soluciones para acceso al recurso en zonas donde está limitado, y anticipándonos a panoramas futuros, donde la demanda crecerá asociada al crecimiento vegetativo de la población.