Cristina de Juan, gerente del restaurante Dársena de Alicante, cuenta cómo ha comenzado a aplicar el ozono en su establecimiento. Desde hace cosa de un mes, ha empezado a eliminar progresivamente los productos químicos de limpieza para sustituirlos por este gas.
Una sustancia que obtiene de una máquina que ha instalado junto al lavavajillas, al que está conectado. «La máquina introduce el ozono en el propio lavavajillas y además tiene una manguera de la que extraemos más ozono para el resto de aplicaciones», explica.
Es uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad, una casa fundada en 1961. Su gran distintivo es el arroz. Un elemento que les ha hecho conocidos no solo en la ciudad sino en toda la provincia. De hecho, desde hace cinco años organizan el Simposio del Arroz.
Un evento en el que se aglutina al mundo científico, agrario y gastronómico como un interesante punto de encuentro donde también tienen cabida los curiosos y aficionados. Cita que se ha convertido en todo un referente en la investigación sobre este producto tan típico de la cultura gastronómica de la Comunitat Valenciana.
Bioplásticos y productos de limpieza a partir de residuos del champiñón
Finalidad antialergénica
Esa vocación de investigación es la que les ha llevado a tratar de mejorar sus productos de forma constante, pero también sus servicios. De la misma forma que han encontrado la manera de cocinar más natural y saludable, también dan con otros descubrimientos.
Es el caso del ozono, que se ha convertido en un aliado perfecto para la sustitución de los productos químicos. «Hemos quitado de nuestros platos los productos que pueden contener elementos potencialmente alérgenos para nuestros clientes, aunque esté permitido su uso legalmente», explica Cristina de Juan.
De la misma forma que se hace en el ámbito alimenticio, el uso del ozono en la limpieza de la mantelería, la vajilla o el resto de estancias permite también reducir al máximo la posible reacción alérgica a las sustancias químicas que puedan desarrollar sus clientes.
Gran desinfectante
«El ozono es mucho más desinfectante que los productos habituales«, apunta la gerente del restaurante. Además, al cabo de media hora, el ozono desaparece del ambiente sin dejar rastro ni residuo. «Queremos reducir nuestra huella y dejar de verter sustancias contaminantes a los desagües», detalla.
Esos residuos que después van por los desagües hasta el mar o que acaban en las depuradoras convirtiéndose en abono que más tarde acaba en los terrenos de cultivo. Así que el objetivo es dejar de usarlo progresivamente hasta eliminarlos de su uso totalmente.
Los abonos a base de lodos de depuradoras multiplican los microplásticos en tierras de cultivo
Un producto multiusos
«El ozono se puede usar en cualquier ámbito», afirma la responsable del establecimiento alicantino. «Lo mezclamos con agua y lo metemos en dosificadores en los que puede durar unas horas dentro de recipientes cerrados para aplicaciones multiusos y una media hora en cubos de agua que no están cerrados», describe. Así, pueden usarlo en la lavadora, en el suelo, en los cristales o en cualquier superficie.
Por recomendación
«Sus capacidades son tan grandes que se usa sobretodo en el ámbito industrial», cuenta Cristina de Juan. Sin embargo, no es habitual todavía en el ámbito doméstico. «Da la sensación de que las industrias químicas tratan de ocultar que es igual o más eficiente«, afirma. «Así lo hemos comprobado nosotros, que lo comenzamos a usar por recomendación de otra conocida restauradora de la ciudad y, al ver su buen funcionamiento, ahora vamos a potenciarlo», sentencia.
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