En el mercado actual se pueden encontrar infinidad de alimentos que son aptos para la población que tiene alguna patología asociada con incompatibilidades como son la lactosa o el gluten. ¿Pero y los intolerantes a la fructosa? Pues realmente pocos. Aunque los datos está sobre la mesa. Según la Asociación Andaluza de Patología Digestiva, entre un 40 % y un 60 % de la población española padece intolerancia a la fructosa. Sin embargo, la mala absorción de este azúcar está infradiagnosticada, ya que sus síntomas pueden asociarse a otras enfermedades digestivas. Aun así es la tercera más diagnosticada.
Con el objetivo de mejorar la alimentación y la calidad de vida de este grupo de población, nace el proyecto Freeshakes del Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH). Una iniciativa que actualmente trabaja en el desarrollo de un proceso para eliminar azúcares naturales, como la fructosa, de alimentos como la fruta.
“Realmente el inconveniente que tienen los intolerantes a la fructosa no es que no puedan comer, por ejemplo, chocolate -que en muchas ocasiones no pueden-, el verdadero problema es que no pueden comer fruta. Un alimento muy necesario”, recalca el graduado en Biotecnología y promotor de este proyecto, Álvaro Valdés. Junto a su compañero, Antonio Fenoll, desde Freeshakes buscan facilitar la elaboración de productos alimenticios aptos para intolerantes a este glúcido como batidos, zumos, purés, helados, yogures de frutas o comida infantil. Entre otros. “Nuestro fin a medio plazo es crear nuestra propia marca con productos con pocos ingredientes y lo más naturales posibles. En definitiva, lo menos procesados posible y que contengan fruta sin fructosa”.
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Proceso innovador
¿Y cómo es el proceso para que todo esto sea posible? “Utilizamos cepas específicas de microorganismos que sean capaces de digerir el azúcar de la fruta. Eso sí, siempre dejando sabores buenos. Seleccionamos microorganismos que ya viven en la fruta porque son los que mayor capacidad tienen de eliminar azúcares y más acostumbrados están al ambiente. Al aplicar a las frutas estos microorganismos obtenemos alimentos con todas sus propiedades pero con los azucares digeridos por las bacterias. Este proceso añade sabores nuevos. Intentamos conseguir un producto final con un sabor igual o parecido, nosotros no queremos engañar en este sentido. La industria apuesta por sabores muy dulces y nosotros vamos a tirar por otro tipo: más naturales y potentes. Estamos preparando una gama diferente. Como, por ejemplo, con jengibre o menta”, explica orgulloso Valdés.
Para continuar avanzando en este innovador proceso, Freeshakes plantea, por un lado, realizar catas con “unas primeras pruebas” de lo que sería el batido. “Lo haremos seguro para antes de final de año. Depende de cómo vaya avanzando porque esto al final es un trabajo de ensayo y error”. Y, por otro lado, seguir investigando y trabajando para bajar el porcentaje de azúcar en los alimentos. Valdés y Fenoll ya han conseguido reducir en más de un 30% los azúcares en frutas como la fresa. “Llegar al 100 % es imposible. Pero realmente nuestro objetivo es conseguir un 90 %”.
Este proyecto fue uno de los ganadores de la 9ª Maratón de Creación de Start-ups UMH y del certamen Innova Emprende de la UMH. Además, actualmente, participa en el programa Makers del Parque Científico ilicitano. Y es una de las iniciativas seleccionadas para participar en el programa europeo Team Up de EIT Food.
Un ‘snack’ dulce y saludable apto para diabéticos y celíacos
Otros colectivos
Desde Freeshakes, asimismo, señalan que sus investigaciones también podrían aplicarse para crear soluciones para satisfacer las necesidades de otros colectivos con diferentes patologías digestivas. “Estos productos no solo estarán reducidos en fructosa sino en los azúcares en general. Por lo que podrían ser también buenos para los diabéticos, para los que sufren el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO), o el síndrome del intestino irritable. En definitiva, pueden venir bien para la gente con patologías donde requieran de una dieta FODMAP. Que es básicamente una alimentación reducida en toda clase de azúcares”.
La industria alimenticia siempre ha vendido la fructosa como “un azúcar pero un azúcar bueno”, pero ¿es realmente lo es para la población general? “Actualmente nuestro objetivo principal es ayudar al segmento de los intolerantes a la fructosa porque son quienes más lo necesitan. Pero cada vez hay más artículos científicos que destacan que la fructosa no es tan buena. Contribuye al hígado graso. Entonces no es tan saludable como nos la han querido ofrecer durante estos años. Es más una estrategia de marketing que otra cosa. En un futuro nos gustaría expandirnos y contribuir también a cambiar los hábitos de la sociedad en general. Ya que habrá alternativas ricas y sin azúcares”, concluye Valdés.