Los restos hallados en el Ártico apoyan la idea de dinosaurios de sangre caliente.

Sangre caliente: encuentran una guardería de dinosaurios en el Ártico

La idea de los dinosaurios como animales de sangre fría que necesitaban temperaturas altas para vivir podría ser, tal como ya proponía Michael Crichton en Parque Jurásico, una teoría errónea. La opción que valora la posibilidad de que fueran de sangre caliente crece. Un nuevo estudio, documenta la presencia de prácticamente todos los tipos de dinosaurios en las regiones árticas del planeta.

El trabajo de investigadores de la Universidad de Alaska Fairbanks y la Universidad Estatal de Florida, en Estados Unidos, plantea que estas especies vivieran allí todo el año. Incluso, afirman, durante la época de reproducción y cría, como publican en la revista Current Biology. Esta es la primera ocasión que se ha podido demostrar esto último. Así, se desmontan las hipótesis que afirmaban que estos animales migraban a latitudes más bajas durante el invierno para hacer la puesta.

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En los alrededores del río Colville, en Alaska, se han encontrado un gran número de fósiles de dinosaurio, muchos de ellos de especies desconocidas hasta ahora. Entre ellos hay dientes y huesos pequeños pertenecientes a dinosaurios. Restos que o bien no habían salido del huevo o bien hacía muy poco que lo habían hecho.

Aunque podría ser una casualidad, el hecho de que los restos de más de 70 millones de años de antigüedad se hayan encontrado de especies muy diferentes demuestra que, claramente, la apuesta era intencional. Eso negaría la idea de la migración. Y mostraría una especie de «guardería» para dinosaurios donde la mayoría de grupos conocidos están representados.

Trabajo exhaustivo

La recogida de estos huesos requirió paciencia y un ojo muy fino para no pasar por alto ninguna muestra. Se llegó a filtrar la tierra muy lentamente para encontrar dientes del tamaño de la cabeza de un alfiler, en un proceso agotador. Los análisis, sin embargo, han demostrado que valía la pena.

En el Ártico, incluso entonces, los veranos eran muy cortos. De ahí que si los dinosaurios ponían los huevos en primavera sus hijos serían demasiado pequeños como para migrar en otoño. Durante el Cretácico, el mundo era mucho más cálido que ahora, pero en el Ártico habría continuado habiendo muchos meses de oscuridad, nieve, muy poca vegetación y mucho frío. Y aún así, los dinosaurios se criaban, lo que hace pensar que los veranos debían aportar bastante luz y alimento como para que los dinosaurios crecieran y pudieran sobrevivir en invierno.

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Así, esta investigación resuelve uno de los grandes misterios sobre los dinosaurios. Aunque, a continuación, plantea muchas más preguntas. Entre ellas., por ejemplo, la forma en que debían sobrevivir a un invierno ártico. Y eso da pie a aparecer hipótesis como el hecho de que algunos hibernaran o bien que sobrevivieran al límite de la subsistencia. El hecho de que se hayan encontrado fósiles de dinosaurios y de mamíferos pero no de otros reptiles, como serpientes o lagartos, además, refuerza la idea de que los dinosaurios, en realidad, eran animales de sangre caliente. Món Planeta

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