Medio billón de dólares. Esa es la cifra que marca Naciones Unidas para cumplir el plan centrado en la preservación de especies con el que quieren llegar a la COP26 de este noviembre. Y ese es el valor de los incentivos económicos que, según señalan, dañan o perjudican la biodiversidad.
Es un nuevo ejemplo de cómo la ONU aplica el nuevo enfoque haciendo especial énfasis en cuantificar económicamente sus acciones. En este caso su objetivo es trabajar sobre el borrador del Marco Mundial para la Gestión de la Naturaleza. La Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica publica este documento para armonizar las medidas que se adopten en todo el mundo.
Los 21 objetivos que proponen se centran en frenar la pérdida de biodiversidad y «preservar y proteger la naturaleza y sus servicios esenciales». La intención al lanzar este borrador en verano es que se debata con tiempo para la que se espera sea una «histórica conferencia sobre el clima», la mencionada COP26.
Y el tiempo será necesario para analizar una de las metas propuestas. La que plantea que hay que reorientar, reutilizar o eliminar incentivos económicos por un valor de 500 000 millones de dólares al año. Para Naciones Unidas esta es una cuestión clave porque al conjunto del borrador del Marco le atribuyen el objetivo de revertir la destrucción ecológica de la Tierra para el final de la década.
El trabajo hasta 2030
¿Cómo piensan conseguir eso en menos de nueve años? En este borrador se incluye un plan para proteger al menos el 30 % de las zonas terrestres y marinas del mundo, reducir a la mitad la pérdida de nutrientes en el medioambiente y eliminar los residuos plásticos.
«El borrador pretende impulsar una acción urgente«, afirma la secretaria ejecutiva del Convenio, Elizabeth Maruma Mrema. Una que nos afecta a todos puesto que, como explica, «deben llevar a cabo los gobiernos y toda la sociedad, incluidos los pueblos indígenas y las comunidades locales».
Ya hay un punto en el que se ha avanzado. Como recuerdan, el plan de este Marco para que la humanidad viva «en armonía con la naturaleza» en el 2050 se aprobó ya. Los 196 miembros del Convenio, así lo hicieron con diferentes objetivos.
Uno de esos objetivos es ampliar los ecosistemas en un 15 %. Así se conseguiría mantener poblaciones sanas y resistentes de todas las especies y reducir el número de especies en extensión en al menos un décuplo. Pero antes, para 2030, pretende salvaguardar el 90 % de la diversidad genética de las especies silvestres y domesticadas.
El trabajo este año
Naciones Unidas recalca la importancia de este borrador por el tiempo que se ha necesitado para desarrollarse, más de dos años. Estos son los últimos meses para que pase a formalizarse, cuando supere las consultas en línea entre los gobiernos a finales de este verano. El análisis en detalle dará paso a la presentación para que se negocie un texto final en una cumbre clave de la reunión de las 196 partes del Convenio en la ciudad china de Kunming.
«Es necesario adoptar medidas políticas urgentes a nivel mundial, regional y nacional para transformar los modelos económicos, sociales y financieros, de modo que las tendencias que han agravado la pérdida de biodiversidad se estabilicen para 2030 y permitan la recuperación de los ecosistemas naturales en los 20 años siguientes, con mejoras netas para 2050», afirmó Maruma Mrema.