El atlas de catástrofes climáticas refleja la tendencia al alza de estos fenómenos. Foto: Nikolay Maslov

Las catástrofes climáticas se quintuplican en 50 años y afectan más a los países pobres

El cambio climático y los fenómenos meteorológicos cada vez más extremos han provocado un aumento de las catástrofes naturales en los últimos 50 años. Y además, impactan de forma desproporcionada en los países más pobres. Estas son las principales conclusiones del Atlas de Mortalidad y Pérdidas Económicas por Fenómenos Meteorológicos, Climáticos e Hídricos. El informe preparado por la Organización Meteorológica Mundial analiza las catástrofes climáticas en el periodo entre 1970 y 2019.

El trabajo señala que en estas décadas estos peligros naturales representaron el 50 % de todos los desastres, el 45 % de todas las muertes reportadas y el 74% de todas las pérdidas económicas reportadas. Se registraron más de 11 000 desastres atribuidos a estos peligros en todo el mundo, con algo más de dos millones de muertes y 3,64 billones de dólares en pérdidas. Más del 91 % de las muertes se produjeron en países en desarrollo.

De las 10 principales catástrofes climáticas, las sequías resultaron ser el peligro más mortífero durante el periodo. Por su causa se han producido 650 000 muertes. En segundo lugar, las tormentas, que provocaron 577 232 muertes. Las inundaciones se cobraron 58 700 vidas y en los fenómenos de temperaturas extremas murieron 55 736 personas.

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Las tormentas

El aumento de las catástrofes climáticas va aparejado al de las pérdidas económicas. Estas se han multiplicado por siete desde la década de 1970 hasta la de 2010. Y así han pasado de una media de 49 millones de dólares a la friolera de 383 millones de dólares diarios en todo el mundo. «Las pérdidas económicas aumentan a medida que se incrementa la exposición [a los desastres meteorológicos]», recalca el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Taalas.

Las tormentas, la causa más frecuente de daños, provocaron las mayores pérdidas económicas en todo el mundo. Tres de las diez catástrofes más costosas fueron huracanes ocurridos en 2017. En Estados Unidos, el huracán Harvey causó daños por valor de 96 900 millones de dólares; María, en el Caribe 69 400 millones; e Irma, en Cabo Verde de 58 200 millones. Estas representaron el 35% del total estudiado en estos casi cincuenta años.

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Tendencia al alza

«El número de fenómenos meteorológicos, climáticos e hídricos extremos está aumentando y será más frecuente y grave en muchas partes del mundo como consecuencia del cambio climático», asegura Taalas. «Eso significa más olas de calor, sequías e incendios forestales como los que hemos observado recientemente en Europa y Norteamérica».

¿En qué se basa para esas afirmaciones? Como razona, el aumento del vapor de agua en la atmósfera ha exacerbado las precipitaciones extremas y las inundaciones. Mientras, el calentamiento de los océanos ha afectado a la frecuencia y extensión de las tormentas tropicales más intensas.

La OMM citó estudios revisados por pares en el Boletín de la Sociedad Meteorológica Americana, que muestran que durante el período 2015 a 2017, 62 de los 77 eventos reportados, revelaron una importante influencia humana en juego. Además, la probabilidad de las olas de calor ha aumentado significativamente debido a la actividad humana, según varios estudios realizados desde 2015.

Influencia humana

Si en esos casos se considera que el factor humano influye para su aumento, el Atlas aclara que hay un caso en que esta atribución no es tan clara. Es en los eventos de sequía donde no ve la causalidad del caso anterior. Y eso se debe a la variabilidad natural causada por grandes oscilaciones oceánicas y atmosféricas, como el patrón climático de El Niño. En cambio, puntualiza que en la sequía de África Oriental de 2016-2017 estuvo fuertemente influenciada por las cálidas temperaturas de la superficie del mar en el océano Índico occidental. Y en estas, señala, sí contribuyó la influencia humana.

El cambio climático también ha exacerbado los fenómenos extremos asociados a algunos ciclones tropicales. Eso ha aumentado la intensidad de otros episodios, como las inundaciones y los impactos asociados a ellas. De ahí el aumento de la vulnerabilidad en las megaciudades, deltas, costas e islas de baja altitud en muchas partes del mundo.

Un número cada vez mayor de estudios constata que la influencia humana exacerba los fenómenos pluviométricos extremos. A veces, junto con otras influencias climáticas importantes. Algunos ejemplos son las precipitaciones extremas en el este de China en junio y julio de 2016 y el huracán Harvey, que azotó Houston en 2017.

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