Los expertos del CETT ofrecen las claves para evitar el desperdicio alimentario durante la Navidad, cuando el consumo es muy superior a la habitual

Cinco consejos para que la comida en Navidad sea sostenible

Las fiestas de Navidad, cuando es habitual preparar comidas más abundantes y para más personas, están ya en marcha. Y con ellas, existe el peligro de que el desperdicio alimentario sea mayor que el habitual. Hay que tener mucho cuidado para hacer un uso responsable y sostenible. Aquí repasamos consejos para evitar que, después de estas fiestas, se tenga que tirar una gran cantidad de comida.

Felipe Celis, profesor de gastronomía y experto en sostenibilidad alimentaria de la Escuela Universitaria de Hostelería y Turismo CETT, adscrito a la Universidad de Barcelona, ​​nos explica que «si tomamos conciencia, podremos minimizar el impacto medioambiental y económico derivado de nuestros hábitos alimentarios». Un aspecto clave cuando hace tiempo que se habla del problema presente y futuro que supone la demanda de alimentos de la población mundial. Esta requiere una industria enorme, con efectos a menudo perjudiciales para el medioambiente y una gran parte de la producción de la que termina, desgraciadamente, tirándose por razones muy diversas.

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El profesor nos aconseja toda una serie de pequeños gestos y la adopción algunas medidas para conseguir que, progresivamente, nuestro gasto se reduzca. Y, por tanto, también nuestro despilfarro y el impacto que, no lo olvidemos, tiene el consumo poco sostenible de alimentos en el medioambiente. Una planificación previa de los menús y de la compra, congelar el exceso de comida, reutilizar los ingredientes para otras comidas y tener siempre en cuenta el número de personas que vendrán a comer para adecuar la cantidad que preparamos son algunas de las recomendaciones sencillas pero efectivas que propone Celis para estos días de Navidad.

Planificar y aparentar

Entrando en los detalles, las recomendaciones propuestas por Celis y los expertos del CETT son las siguientes:

1. No te fijes solo en la apariencia. Nuestro comportamiento responsable empieza a la hora de comprar los productos. Por eso cuando vamos al mercado, en la tienda o el supermercado y elegimos alimentos como las frutas o las verduras hay que fijarnos solo en el aspecto. Que una manzana sea estéticamente perfecta no significa que sea mejor sino, probablemente, que ha sido tratada con más productos artificiales. Como consumidores tenemos el poder de hacer que no se tiren productos solo porque no tienen un aspecto perfecto.

2. Planifica los menús. Hacer una lista con los productos que necesitamos no solo ayuda a la hora de cocinar sino también a la hora de hacer la compra. En este sentido, y en una época en que solemos preparar comida para más comensales de lo habitual, resulta muy recomendable calcular con anterioridad las cantidades exactas para hacer las raciones y no comprar un exceso de comida que no utilizaremos.

3. Todo se puede aprovechar. Muchos de los productos que utilizamos habitualmente para cocinar son muy versátiles, como el pescado o la carne, alimentos que se pueden elaborar de muchas maneras diferentes y de los que pueden salir diferentes platos. Vigilia de Navidad, Navidad, San Esteban, Nochevieja… Las fiestas de Navidad son días donde se concentran muchas comidas y cenas con la familia y los amigos en fechas muy seguidas. Por eso, cuando planificamos los menús para todos estos días, es muy útil pensar en platos que nos permitan reaprovechar los alimentos en diferentes ocasiones. Y, si lo hacemos bien, llegar a final de las fiestas con la nevera vacía, sin restos ni sobras que se tengan que acabar tirando.

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Regreso al pasado

4. Inspirarse en la cocina tradicional, llena de recetas deliciosas de reaprovechamiento, siempre es una buena idea. Las croquetas, las sopas, las cremas o las ensaladas son algunos de los platos que nos pueden ayudar a dar una segunda oportunidad, por ejemplo, a unas frutas demasiado maduras. No es casualidad que el plato estrella de San Esteban sean los canelones. Es una costumbre muy extendida y que sirve como ejemplo perfecto de una receta que, no solo es exquisita, además, permite sacar todo el partido a la carne.

5. Cocina con conciencia. En un momento en que se habla muy a menudo de la atención plena y tomar conciencia de todo lo que comemos, también es necesario que pongamos mucha atención a la hora de preparar nuestras comidas. Elegir productos de proximidad y cocinar con alimentos de temporada nos ayudará a ser más responsables con el entorno, a fomentar la agricultura local y reducir el desperdicio alimentario vez que disminuiremos nuestro gasto económico.

Responsabilidad en los fogones

Desde el CETT también quieren hacer énfasis en la importancia de incorporar estos hábitos responsables en las cocinas profesionales. Es con esta vocación que, como centro de formación, se fomenta la integración de estos valores en el alumnado. Nan Ferreres, directora de la escuela técnica profesional y los estudios universitarios de gastronomía, sostiene que «las cocinas profesionales deben ser un ejemplo de responsabilidad alimentaria y los referentes del sector deben ser capaces de fomentar y de integrar estos hábitos». Además, Ferreres asegura que, ante unos consumidores cada vez más exigentes, desde los restaurantes y espacios gastronómicos «se debe tener la capacidad de atender esta demanda y, por ello, resulta esencial contar con profesionales formados también en esta materia». A.S. Món Planeta

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