Cambio climático, el plástico de las botellas, estrategias de ahorro en hoteles… Y agua de grifo. Aguas de Alicante celebra con un encuentro de expertos la llegada del agua a la ciudad desde los pozos de Sax hace 120 años.
Jorge Olcina expuso en su charla los efectos que ya se sufren a nivel local del cambio climático. El aumento de temperaturas es una de las variables que ya tienen comprobada. En el último medio siglo la temperatura ha aumentado en 0,6 grados. Un proceso que se ha acelerado en este siglo y que tiene consecuencias claras que se pueden ver en los episodios de lluvias torrenciales de estas semanas.
Con gesto serio, el catedrático de la Universidad de Alicante ha recordado que «vivimos en un territorio de riesgo y hay que informar a la población». Una advertencia que considera más necesaria tras las inundaciones en Baleares: «Hemos visto lo sucedido en Mallorca: se han ocupado zonas que no deberían haberse ocupado. Si nada impide el paso normal y habitual de esos pasos, no pasaría más que una crecida. Pero hemos intervenido de forma indebida».
La adaptación a las nuevas precipitaciones
Olcina puso de ejemplo de adaptación casos de Alicante como el parque de La Marjal o las obras de los colectores del plan antirriadas. «Aguas ya lo sabe de hace tiempo y se adapta a la lluvia nueva que viene», indicó. Mientras que otras ciudades de la provincia no están adaptando sus redes de alcantarillado para el nuevo modelo de precipitaciones. «Las ciudades se tienen que preparar para el cambio climático», reclamó.
El cambio de modelo deja atrás las grandes cifras que se daban en los años ochenta, «lo que está aumentando son las lluvias de entre 20 y 50 litros en media hora», explicó. Esto colapsa la capacidad de las calles, «y esos excesos de agua en las calles son peligrosos porque se puede llevar vidas humanas».
David Ribes recordó otro peligro que por su invisibilidad cala menos en el imaginario común, el plástico. España es uno de los lugares del mundo que más consume agua embotellada. Según las cifras del jefe de Calidad de Agua del grupo alicantino, son tres mil millones de botellas de plástico las que se beben en nuestro país. Por eso hizo énfasis en la necesidad de beber del grifo. «Te aporta las sales esenciales, no genera residuos, está más controlada y es muchísimo más barata», con esas cuatro razones animó al cambio de hábitos.
La emoción provoca el cambio
De esto sabe Carla Rodríguez, quien presentó su estudio sobre el comportamiento del consumidor de agua en hogares y en el sector turístico. La profesora de marketing en Económicas de la UA señaló que los mensajes emocionales son los que han conseguido cambiar durante más tiempo las rutinas asociadas al gasto del agua «porque que los individuos tengan más conocimiento o más interés medioambiental no se traduce en un comportamiento responsable».
El factor económico es otra de las claves que, según resaltó, funcionan para convencer de un consumo responsable. Una opción que manejan en algunos hoteles es que si el cliente no deja las toallas para lavar cada día, por ejemplo, se le devuelve una cantidad de dinero o se destina a un fin benéfico. Aún así, la experta comentó que la parte social tiene mayor impacto. Otro ejemplo que utilizó es el de buscar en el cliente la identificación con un comportamiento. Así se le dice que tres de cada cuatro clientes anteriores han optado por no malgastar más agua. Con esa clase de mensajes, aseguró, el público participa más.
Saber el consumo ayuda a reducirlo
Conocer los datos de lo consumido es una de las bases usadas para esta clase de campañas. Rodríguez animó al uso de contadores inteligentes cuyos resultados sean públicos. La profesora destacó que cuanto más sabemos de lo que gastamos, hay una tendencia natural a reducirlo. «La gente que recibe datos diarios de consumo de agua, consume menos que los que no reciben esa información», concluyó.
El catedrático de la Universidad Miguel Hernández, Jesús Romero, habló también de hábitos y de prejuicios. Experto en Urología, recalcó que «no hay ninguna evidencia científica de calidad que avale la relación de consumo de agua de grifo con cálculos renales. Sí hay evidencia de que la ingesta de agua abundante disminuye su incidencia». De ahí que insistiera para finalizar que «lo que hay que decir es que se beba mucha agua».